Para lograr estar en contacto con nuestra confianza, es necesario que podamos conocer cómo es nuestro diálogo interno. Cómo nos hablamos a nosotr@s mism@s, cómo nos tratamos cuando las cosas no salen como esperábamos y cuando conseguimos aquello que queríamos.
Te puede pasar que cuando las cosas no salen como quieres, te dices internamente: “soy un fracaso”, “no soy suficiente”, “siempre las cosas me salen mal”, etc.
Y quizás cuando consigues lo que querías te dices: “he tenido suerte esta vez”, “pude haberlo hecho mejor”, etc.
Si te das cuenta, en ambos ejemplos el diálogo interno está cargado de exigencia. Es una voz que continuamente evalúa lo que hacemos o dejamos de hacer, que juzga nuestro comportamiento y los resultados que hemos obtenido. Este tipo de diálogo interno está muy presente en nuestro día a día y nos afecta a tod@s.
Es importante que podamos reconocer que en algún momento esta voz nos fue útil para crecer y aprender y ahora es necesario que se transforme y retome su rol de guía y ayuda para no generarnos malestar.
¿En qué nos puede ayudar la evaluación interna? ¿Para qué es útil?
La evaluación que hacemos internamente nos puede ayudar a optimizar nuestros aciertos y corregir errores. De esta manera se convierte en una herramienta para el aprendizaje sobre las situaciones de nuestra vida. Es útil, funciona, nos permite evolucionar y avanzar en nuestro camino. Sin embargo, hay que tener claro que muchas veces la manera en que nos evaluamos suele ser la fuente principal de nuestro malestar y sufrimiento y esto es algo que está en nuestra mano cambiar.
¿Qué pasa cuando nuestra evaluación interna es inmadura?
Podemos identificar que nuestra evaluación interna es inmadura cuando nos criticamos constantemente y somos muy rígidos con nosotr@s mism@s. Esto afecta la confianza que tenemos hacia nosotr@s mism@s y aumenta nuestro miedo al fracaso.
¿Qué podemos hacer para tener un diálogo interno más amable?
Te hablaremos ahora de cinco aspectos que puede ser importante que tomes en cuenta:
1. Aceptar tu propia inseguridad te permite superarla.
Por muy raro que te pueda parecer, una de las maneras que podemos ganar seguridad es siendo conscientes y aceptando nuestra propia inseguridad. La mayoría de nosotr@s tiene deseo de mejorar, de sentirse segur@, caminar con paso equilibrado. Para que podamos conseguir una solidez en nuestra confianza es importante que podamos incluir como parte de nosotr@s a la inseguridad, es decir, reconocer que habrá momentos en los que me voy a sentir insegur@, entender que eso es casi inevitable y es parte de nuestra humanidad.
2. Poner a salvo tu autoestima
No poner en juego tu propia autoestima en cada cosa que haces. Es decir, que tu valoración como persona no dependa de los resultados que obtengas. Ni que tu autoestima dependa de lo que digan l@s otr@s de ti. Es importante poder reconocer tus errores y limitaciones y estar abierto a escuchar lo que el otro tiene para decirte, pero que tu autoestima no dependa de ello.
3. Ver la frustración como parte de la vida.
Cuando las cosas que planificamos no nos salen como esperábamos, lo primero que suele aparecer es la frustración. Nos resulta complicado evitar esta reacción, ya que muchas veces suele ser automática, pero podemos tener una segunda respuesta para darnos que nos permita valorar lo ocurrido como una oportunidad para seguir aprendiendo y creciendo.
4. El respeto hacia un@ mism@
Uno de los rasgos más significativos de la madurez psicológica es que en el diálogo interno que tengamos con nosotr@s mism@s predomine el respeto. Ofrecernos una cuota de reconocimiento interno que nos permita ganar confianza.
5. Aprender a relativizar
Relativizar las cosas cuando la situación lo permite es gran aprendizaje, me ayuda a reírme de mí mism@, darme tiempo para ir más despacio y observar la realidad para aprender lo que cada situación me aporta.
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