Las relaciones personales pueden ser una fuente de alegría, satisfacción, sentimiento de pertenencia, amor y respeto. Y también pueden ser todo lo contrario, pueden ser dañinas, hirientes, que más que sumarnos nos restan, nos encogen.
Existe la tendencia de etiquetar a ciertas personas como tóxicas, o a considerar que sólo uno de los miembros de la relación es el que genera conflicto. Sin embargo, esta manera de verlo no nos parece un enfoque que aporte a nuestro propio crecimiento, pues tomamos una postura de que hay “malos” y “buenos” en la relación y, por ende, hay que deshacernos de esa persona y el otro considera que su única responsabilidad es haberla aguantado. Esta forma de interpretarlo la consideramos como una simplificación infantil e injusta.
Las personas somos como piezas de un puzzle dinámico, siempre en proceso de cambio, y la vida nos va presentando diferentes personas con las cuales encajamos, algunas en tiempos más largos y otras en tiempos más cortos. Y, para nosotros, lo interesante está en poder valorar el espacio en común, es decir, la relación que se construye entre dos y no cargar sobre la otra persona.
La relación es ese espacio que hemos establecido en común y por ende, ambos somos responsables del resultado que tiene sobre nosotros.
Pon consciencia en la calidad de tus vínculos
Abramos un espacio para reflexionar sobre la calidad de nuestras relaciones, esto puede darnos algo de luz sobre cómo es el espacio del vínculo. Para ello, hagámonos algunas preguntas y te invito a que las respondas con la mayor sinceridad para contigo.
¿Hay alguien en la relación que decide en qué términos se desarrolla y alguien que no?
¿Tengo claro lo que quiero de esta relación?
¿Y lo que no quiero?
¿Soy capaz de expresarle a mi pareja aquello a lo que no estoy dispuesto/a?
¿Qué exijo yo al otro?
¿Qué me exige el otro?
Por ello, es necesario tener en cuenta algunas cuestiones:
- Si sabes lo que quieres, es importante también saber transmitirlo a aquellos que te importan.
- Conocerte bien a ti mism@ y saber lo que quieres y no quieres es fundamental.
- Tomar consciencia de que a veces exigimos a los demás que actúen de forma incoherente con ellos mismos.
El vínculo entre dos personas es responsabilidad de ambas y esto conlleva cuidar de la relación y nutrirla. También es nuestra responsabilidad dejar la relación cuando nos duele, cuando no nos sentimos respetados, o no nos aporta nada bueno.
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